EL AMOR COMO PROPIEDAD PRIVADA

Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al vesre. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos  cuando salís de un concierto.”

― Julio Cortázar, Rayuela                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    Confundir el amor con instituciones como la familia o el matrimonio, me resulta contradictorio. Lo hablo en primera persona porque no tengo datos ni estadísticas que comprueben lo que estoy tratando de exponer, pero representa únicamente mi punto de vista.

Me parece que el amor es algo espontáneo, químico y hasta mágico; concuerdo totalmente con Julito en la frase que inicia este escrito, es algo que no se elige, que simplemente, fluye. Al matrimonio y su base para formalizar una familia, por el contrario, se le atribuye una reglamentación político-moral estructurada por la sociedad (impuesto).   Desde esta perspectiva me surge la duda ¿se puede reglamentar el amor?                                                                                                                   El término de “dominación” suele aparecer latente en las reglas de la sociedad patriarcal cuando de matrimonio se habla, e intenta permear  incluso otros aspectos como la sexualidad o el amor; que si bien se relacionan entre sí; también son susceptibles de ser independientes.  

            Es obvio que bajo los cánones conocidos por la cultura occidental, me es posible afirmar (desde mi punto de vista) que el patriarcado influye  en la medida en que dichas reglas no evidencian una igualdad  de condiciones para ambos sexos, porque como quiera que se vea el hecho de poseer un bien implica la elaboración de una escritura; una casa por ejemplo, en la mayoría de las veces le pertenece al banco, y se te escritura a tu nombre, una vez terminas de pagarla. Es tuya.

Pero, cuando hay un matrimonio ¿qué se escritura?, ¿el amor?, ¿el sexo?, ¿los hijos?, ¿el dinero?, ¿el deseo? , ¿el perro?, ¿los gatos?.  Tantos años  bajo estricta escritura y aún no reconozco por completo que un vínculo  de amor  deba ser reglamentado por una escritura.  De hecho, me parece que es un acto tan egoísta que deja de lado otro tipo de posibilidades y realidades en cuanto a relacionarnos con los otros.  ¿Es la monogamia la prueba reina de que nacemos para pertenecer a una persona  y para tomar posesión a su vez de una persona?,  bueno, evitemos parte de la posesión, lo voy a preguntar  de manera romántica. ¿Es la monogamia la manifestación más firme de que somos una mitad?.  

Para alguien que ya pasó por esa noble institución (a la que planeo no regresar jamás) puedo decir que esa escritura o contrato (aparentemente equitativo) siempre recae en que una delas partes ceda más en muchos aspectos, con el fin de preservar  la función del contrato, a tal punto en que uno de los dos pierda un poco de carácter o incluso de personalidad, en que uno de los dos, o los dos ya no se reconozca a sí mismo. Y de todo esto ¿Dónde queda el amor o el sexo?.

Pero no cabe duda de que el lenguaje juegue tan importante papel en la etapa de exploración o enamoramiento , independientemente del tipo de relación que se esté gestando.  Es diferente decir una amiga a mi mejor amiga, mi novio, mi pareja. Mío, Mía. Esos adjetivos que sin que sea literal convierte al otro en un bien que te pertenece. Incluir o que te incluyan junto con un adjetivo posesivo en el discurso cotidiano suele hacerte sentir con cierto status.

Bueno, mi reacción al meme  tenía que ver con que la sociedad misma ha puesto reglas hasta en situaciones tan mágicas y abstractas como “el amor” ligándolo a los términos de propiedad privada junto con “el sexo” y “el matrimonio”. Sin tener en cuenta que en esta última se pueden dar los tres aspectos, solo dos o incluso simplemente el título en la escritura.

MalejaCuesta